sábado, enero 07, 2012

Yo soy quien te ha creado



Como soy quien te ha creado,
puedo ahora romperte en mil trozos de recuerdo
y arrojar cada uno en profundos surcos de hielo
como simientes de olvido.

Cuando nací tú ya estabas dibujada en mis pupilas.

Dejo de mirarte.
Te desvaneces.

Flotas para siempre
como anónima sombra
en las dudas de la noche.

Soy yo quien ha soplado
en el barro aún húmedo de tus años
el aliento lujurioso de la vida.

Son mis manos,
duras y firmes,
las que han modelado tu frágil
y altivo contorno.

Por ello,
de pronto,
no te acaricio.

Y convierto en añicos
el orgulloso cristal de tu cuerpo.

Yo soy tu señor.

Soy tu Dios.

Quien ha surcado tu vientre
con la marca del placer
y la huella del dolor.

Quién arrancó de tu seno
furioso, impaciente y palpitante
el fruto tierno que incierto,
siempre vacilante y dudoso
irá abriéndonos caminos
hasta confín el de los tiempos.

Te creé única.

¡Y mía!

Mío es el efluvio incitante de tu sudor
y la triste sal de tus lágrimas.

Solo una mirada y decido tu destino.

Te miro,
y eres.

Te beso.

Te estremeces.
Te excitas.
Te enardeces.

¡Tiemblas!

Amas, por mí.

A través de mí.

Yo,
Me diluyo en tu ser.
Te penetro.
Te poseo.
Te domino.
Te someto.

Gritas de placer.

Sollozas,
por la duda,
por el miedo.

Sabes que para siempre
estás atada a mis sueños.

Eres solo la imagen
volátil , caprichosa y adulante
de mis íntimos deseos.

Para mí son
tus ruegos.

Tus plegarias.

Tus súplicas.

Puedo dejar de amarte,
no seguirás viviendo.

Mis labios lascivos descubren
toda la estrecha
y voluptuosa morbidez de tu carne.

Sólo así,
sigues latiendo.

Porque,

Soy Yo tu Creador.

Yo Soy tu Señor.

Te creé única.

¡Y mía!

¡Y mía!

¡mía!

Yo Soy tu Dios.

El dios.

Por eso,

Jamás otro podrá amarte.

¡Nadie!

Ni aún si tuviera mis ojos.
Y de él fueran mis labios
y estas manos arrogantes
con que he esculpido tu talle.

Porque para mirarte así,
con deseos que desnudan
y taladran desde adentro.

De esta forma acariciarte,
con dedos que apenas rozan
y que a veces pareciera
que al navegar por tu piel
te laceraran el pecho
y se bebieran tu sangre.

Para besarte profundo,
sin pudor y sin respeto
recorriendo con lujuria
cada pliegue de tu cuerpo,
hasta sentir que respondes
casi como en fiera en celo.
.

Para dominarte y poseerte
con la furia poderosa
Conque siempre te hago mía...

Para amarte de esta forma,
fuerte,
firme,
vigorosa
y descarada

Habría de nacer en mí,

y aún así,

¡Nunca!

¡Nunca!

¡Jamás tendría mi alma!

¡Soy tu Creador!

¡Soy tu Señor!


Soy tu DIOS.
 



José Sequeiros                                   Puert Ordaz, 1.996

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El que calla ante la injusticia y la tiranía, no hace otra cosa que esconder, detrás del silencio, su cobardía.