sábado, enero 07, 2012

Poemario del joven Zeus

Poemario del joven Zeusagitario
(actualizado 11052003 service
pack2) ¡que edad aquella! 

josé sequeiros        1967 - 1978  
Los siguientes escritos, son publicados en el orden el que los voy encontrando, así que su orden cronológico es aleatorio.
Primero por que me da flojera ordenarlos despues que los publico y segundo, porque al contrario que Pablo Neruda yo sí creo que nosotros, los de entonces, seguimos siendo los mismos.




DONDE NADA ES... Y CARTA LÍRICA.....o cuando uno se enamora de una mujer casada. ¡que bochorno!

************************
ALLÁ DONDE NADA ES TURBIO (1971)


Allá,
donde nada es turbio,
donde comienza mi alma,
guardo mi secreto
envuelto en pedazos de corazón.

A veces huye, loco,
sordo a mi mandato de silencio.
Y flota y se esparce en el aire
como pétalos de rosa
arrastrados por un torbellino de pasión.

Y yo los siento cabalgar en la luz,
Henchidos de dolor y de alegría.
Temeroso, los atrapo uno a uno
entre mis lágrimas
y un nudo de ansiedad
se me forma en la garganta.

Entonces,
en un arrebato de rabia y de deseo,
los dejo libres
y veloces como el rayo
buscando atravesar tu corazón,
explotan en tus labios como un beso
hasta hacerme sentir el sabor dulce y amargo
del amor en la boca.
Y con los ojos te abrazo
y disfruto de tu olor a mujer,
y a madre.
Y mi alma se cobija en tu seno
buscando el contacto con tu alma.
Le robo tu mirada al infinito
y la beso, la hago mía.
Y me hago aún más niño para soñarte
y me siento más hombre para adorarte.
Dejo que mi loca ilusión
resbale por tu cuerpo y te posea.
Pero todo dura un segundo
y ya me siento envejecido.
Tú, fría y firme roca
resistes impasible los embates de esta tempestad
y dejas que mis flores se marchiten en tu boca.

Te siento sonreír en la distancia,
a veces con dolor,
a veces con lástima.
Y yo me miro en ti tan lejano,
tan disperso aún entre tu cuerpo.

Fui vano volcán que se destruyó a sí mismo
en los fuegos de su pasión
pagando caro la osadía de quererte.

Allá, donde todo es oscuro,
Donde termina mi alma,
solo queda un corazón
destrozado por tu causa.



**********************

Carta Lírica A Aquella Mujer (1971)


A ti, mujer:


Por qué los colores del día huyeron tan pronto de los ojos que miraron la arrogancia de las flores entre los vetustos campos.
El cristal más puro y fino miraba caer de lo alto de las montañas morenas y cuando moría en pedazos trastocaba en luz el aire y besaba dulcemente el inmenso espejo blanco donde el Sol se regocija de tener esplendor tanto.

Que si la noche fue clara cuando te tuve en mis brazos, el día se me ha hecho ahora más oscuro que el ocaso, que los ojos de la muerte, que las nubes que se matan hiriéndose con relámpagos.

¿Por qué os fuisteis luces blancas, luces verdes y azules?
¿Por qué os fuisteis a lugares que mi corazón no cubre?

Sin saber cual era tu nombre yo lo besaba en los frutos. Tu aliento lo respiraba a cada paso que daba en la risa de los niños, en los prendidos caminos que corrían por tu vida. Y yo todos los seguía con el corazón en muy alto, gozoso de que en el cielo lo estuvieran contemplando los ángeles del señor, pleno de dicha, de amor hinchado.

La vida se volvió muda porque tu boca cerrada se llevó la voz del viento. Tus ojos que, me has negado, se robaron el sustento de mi luz, trocando la vida mía en inútil agonía, pues no perece otra vez lo que en la sombra murió.

Pero cuando despierte la noche, si despierta alguna vez, te llamare muy suave, como el soplo de una ave que se muere de dolor. Y seré tan solo el sueño de tu cuerpo de mujer. De aquel domingo cualquiera en que tus labios sellaron con el veneno más dulce la muerte de un corazón.

¿Qué he sido en tu vida? ¿una canción sin autor? Jugaste con mi destino pues me enseñaste un camino todo lleno de ilusiones, de esperanzas y de amores. Me adentré por el y nací de verdad a la vida.
Todo quedó en tus manos, ardiente y frágil. Como un capullo de rosa a punto de explotar en multitud de colores. pero cerraste con fuerza las tiernas manitos tuyas y arrojaste mi vida a un lado. Tal vez fue que no sabias que me hacías mucho daño. Yo no lo creo.

El luminoso camino volvióse todo confuso. El silencio se alió con las sombras. Apenas la primera lágrima de rabia pudo lanzar un destello. El llanto lucho calladamente con el silencio para golpear tu oído pero fue ahogado en el aire, nadie pudo escucharlo.

El crepúsculo se ha hecho ahora tan denso que hasta puedo respirarlo.

Pero cuando la noche despierte, si despierta alguna vez, te llamare con un murmullo suave, como de brisa que juega con las hojas de los árboles. Y no seré más que un sueño de tu cuerpo de mujer, de aquel domingo cualquiera en que me inundé de amor y perdí el camino mío por seguir tu corazón.



De quien aún te ama,


*******************************

JUAN, EL COMUNISTA. (Cuento -1972)


El hombre aquella noche se llamaba Juan. Deambulaba por una calle tan oscura que hasta La luna se había olvidado de ella. Juan era un hombre tan pegado a su camisa que hubiera sido difícil, hasta para un experto en miseria, distinguir la piel del hombre, de la tela de aquella prenda que Juan pretendía que era su camisa. Tan gastadas y sucias estaban las dos que formaban una costra negruzca, consistente e indivisible sobre el torso de Juan.
Juan era igual a todos los juanes pero estaba, quizá, más sucio y, llevaba siempre un librito rojo bajo el brazo.
Era honda aquella calle de Juan y estaba surcada por brazos de aguas tan negras que si no fuera por el característico olor a mierda, a cualquier alegre turista podría ocurrírsele pensar que aquello eran grandes ríos de petróleo.
Juan hundía débilmente los pies en aquella pasta negra y no pensaba en los gusanos que roncaban en su estómago. Se introdujo cabizbajo en es cuartucho alquilado que tienen todos los juanes, y se acostó sin desnudarse. Pensativo contemplaba la familiar luz amarilla que se balanceaba en el aire con cuatro moscas pegadas. A veces miraba, sonriendo tristemente, como el sillón del rincón blandía sus resortes amenazando al osado culo que quisiera posarse sobre el.
Una cucaracha mordisqueaba vorazmente la oreja de de aquél bulto gris que dormía siempre con un librito rojo bajo el brazo. Un escuálido gato semejante a una lira viviente se echó, perezoso a los pies de juan y el sol se coló de repente por una rendija de la pared de lata golpeando violentamente a Juan en los ojos.
Juan se levantó. Busco un vaso donde habían saciado su sed las noctámbulas ratas, tomó un buche, hizo gárgaras y escupió en el suelo. La calle estaba aún desierta y un pestilente olor a miseria llenaba la atmósfera.

-“todo esto terminará cuando llegue la revolución”
-“todo esto terminara cuando llague el comunismo”- Pensaba Juan y acariciaba el librito rojo, con citas de Mao, mirando el cielo aún lejano.
De pronto, Juan apareció hundido en el fango con la cabeza destrozada y los huesos rotos. Un carro militar había aparecido, so se sabe de donde, como un trueno, llevándose la vida de Juan bajo las ruedas.
Se bajo un soldado, miro impasible aquella masa, ahora roja e informe, con el librito rojo aún bajo el brazo y, con cara de asco, le arrebató el librito rojo, más rojo que nunca, a Juan del sobaco. Y leyendo despectivamente el titulo lo arrojó en el barro diciéndole a Juan: -“¡está bien que te hayas jodido perro comunista!”-.
Y los militares se fueron llevando la muerte al lado.
Un niño negrito y barrigón, con cara de ratón asustado se acercó a la escena, tomó el librito rojo, más rojo que nunca y se fue silbando.
El juan de todos los días, el juan josé, el juan pedro, juan el de la camisa de barro; juan el triste y huesudo, había muerto sin aprender a leer.



… Y PODRÉ SER. (1970)


Quizá pronto conozca la muerte.
Llegará majestuosa
a lomos de un corcel negro
de ojos de fuego.
Y ella, sin rostro,
envuelta en un manto de sombra
y empuñando una espada de frío
helará mi corazón
para que mi espíritu abandone
su perecedera cárcel de carne
y sea libre para siempre.
Y, entonces…
Podré ser bella flor
Hija de la primavera.
Y ser también un gusano
y un pájaro que vuela.
Y seré la luz del Sol
y la llama de una vela.
Podré ser alta montaña
y un granito de arena
Y seré hoja de un árbol
y el viento que se la lleva.
Podré ser nube en el cielo
Y ola del mar que va a tierra.
Y seré un dulce canto
y el rugido de una fiera.
Podré ser opaca roca
y una brillante estrella.
Y ser un planeta errante
Y también inerte piedra.

Lo que es aire vuelve al aire.
Lo que tierra vuelve a tierra.
Mis átomos volverán
a ser polvo como eran.
Mi espíritu volará al cielo,
con las estrellas.
Y allá en la inmensidad,
la que el ocupa plena,
alegre pervivirá
componiendo sus poemas.




SE MUEREN LAS FLORES (1969)

Cuando
te sientas solo.
cuando llores y las lágrimas
rueden tristemente por tus mejillas.

Cuando ya no te queden lágrimas
y continúes llorando.

Cuando te sientas vacío como el aire.

Cuando sientas que el mundo está frío
y que se mueren la s flores a tu alrededor,
mira dentro de ti
y,…
ya no llores.

Guardas tesoros muy hermosos.
Siembra rosas en tu corazón
y regálalas al viento
para que las transporte
a todos los rincones de la tierra.

No pienses en el mundo ingrato
y brinda amor para que tus hermanos
no pasen hambre,
ni frío.

Busca dentro de ti,
nunca estás solo.
Llevas siempre un gran amigo en tu corazón:

¡Tú!

Guardas en ti mundos muy bellos

¡Hazlos florecer!

¡Vive!

Comparte tu amor y busca el amor en los hombres.

Siempre hay por que vivir.

¡Ofrécete al universo!

Y,
Por favor,
Nunca llores.

Sin embargo,
te digo esto
y a mis ojos se han asomado, temblando,
dos lágrimas.

Es que…
Es tan triste
Ver que se mueren las flores.





EL PRIMER POEMA (Oficial) 1968

(Por fin lo encontré entre un montón de papel amarillo. Aunque siempre había permanecido en la memoria – no he querido cambiarle ni una coma. Para no traicionar al chamo ¿no?)

(Me atreví, después de mucho rezar, y se lo entregué. En aquellos tiempos aún tenía vergüenza, ahora ¡ya no! Vean que me atrevo a publicar esto con toda mi cara dura. Maris Stella se llamaba. ¡Que edad aquella!).
*

Después del día que te decidas a marchar,
me espera la soledad y el silencio,
y el recuerdo de días muy queridos,
y el dolor de no seguirte viendo.

Pasarán los días y los años,
quizá muera de frío algún invierno
por falta del calor que por tu amor
a tu lado estoy sintiendo.

Y si entonces decides regresar
y me vieras morir en ese invierno,
si acaso tuvieses otro amor:
¡déjame morir!
Pues prefiero morir sin tu calor a saber que por mí,
Amor ya no estarás sintiendo.


AMOR DE LUNA (I)

(1972)




En los pechos de La Luna
yo pensé dormir un día.
Más entonces no sabía
que la luna era lejana,
que más cercana tenía
la sonrisa de tu alma.
Pero todo terminó
y tu pecho de azucenas
se hizo nido de penas
y de penar se enfermó.

Yo pensaba en la blanca luna
y la atrapaba en mis sueños,
para mi no había ninguna
de belleza tan real
ni sentimientos más buenos.

Mas yo mismo me engañé
porque cuando desperté vi
La Luna que reía
que ella no me quería
y se escapaba hacia el cielo.

Yo en, insensato vuelo
procuré seguir sus pasos
y de pronto me miré
con el alma hecha pedazos
y el corazón por el suelo.

Ahora yo regreso a ti,
después del sueño frustrado.
Perdóname si yo fui
solo un loco enamorado
de la luz de esa gran piedra
que en la noche anda flotando.

Que si entonces yo no vi
que tú me querías tanto,
fue porque Luna cegó
mis ojos con sus engaños,
con un mundo de colores
que creí tener a mano
y que luego se rompió
y quedé solo, llorando.
Perdóname mi tierna niña,
sé que yo te hice sufrir.
Ahora quiero vivir
a tu corazón pegado,
pues de pronto descubrí
lo que me estaba vedado
por seguir tras de los sueños
que solo traen desengaños.

Al amor de la mujer
No hay luna que se compare
ni sol hay que alumbre tanto.
Ni flores con más perfume
ni agua con más frescura
ni virgen en los altares
que posea más dulzura
ni que tenga más encantos.

Calla mi niña, no llores.
Y deja que yo penetre
tu corazoncito blando,
Ríe mujer,
otra vez,
Ya lo ves,
¡Te estoy amando!








EL AMOR DE LOS DOS (II)

(1972)



El amor de los dos fue
como un par de pichoncitos,
Uno se murió de hambre,
otro se murió de frió.
Los dos murieron temprano
por dejar la paz del nido.

Su dulce canto quedó
entre abrojos escondido.
Los colores se secaron
en sus plumitas doradas
y el aliento se les fue
detrás de las alboradas.
Sus piquitos se quemaron
con fuego desconocido.
Confundieron la pasión
con fuego del corazón
y perdieron los suspiros.
Sus alitas se rompieron
entre ramas espinosas,
no sabían cuanto daño
podían hacer las rosas.
Cuando se vieron en tierra,
con las alitas quebradas,
con sus patitas sin fuerza
y la vida destrozada,
Se dieron cuenta que el cielo
se les había negado
pues, habían perdido el vuelo
y ya estaban muy cansados.

Se miraron uno al otro
con sus ojitos llorosos
Se abrazaron fuertemente
diciéndose amargamente:
“ya es muy tarde estamos solos”.
El amor de los dos fue
como un par de pichoncitos,
uno se murió de hambre,
otro se murió de frío
por dejar la paz que solo
podía darles el nido.








LOS MUERTO VIVIENTES

(1974)


Fue una noche oscura,
Había un cementerio.
Los mármoles blancos
devolvían la luna
hacia el firmamento.
Solo se escudaba en la fría
noche un triste lamento.
Me dije a mi mismo dándome valor
y espantando el miedo:
“ha de ser el viento.
Yo me moriría si fuera tan feo
el gruñir de un muerto.”
Me acerqué a una tumba
dominando el pánico
mas con mucho esfuerzo.
Arrimé el oído a la fría losa
y, en aquel momento,
supe como saben
los besos de muerto.
Acerqueme más,
poniendo en tensión
mis desechos nervios,
esperando oír dentro de la tumba
terribles lamentos.
Esforcé el oído y, ¡OH dios! ¡Que miedo!
Mi corazón antes saltarín
se paro en mi pecho,
Ya que no eran llantos,
era un alboroto,
una algarabía
lo que había dentro;
Eran risas,
cantares alegres,
sublimes, de muerto.

Yo salí corriendo
dejando en las tumbas
los cantos las risas,
los himnos,
los muertos.

Topeme de pronto,
con la pálida faz del sepulturero,
Yo me hinché de pánico,
el se alejó huyendo,
Gritando en la noche
que atacado por un muerto vivo
de su cementerio.
El viejo corría.
Yo tras el siguiéndolo,
El viejo lloraba,
yo gemía en silencio
rogándole a cristo
porque en este siglo se parara el viejo,
Quería decirle,
quería contarle
de la vieja tumba de aquel cementerio
donde en lugar de huesos tristes,
vivían alegres,
felices los muertos.
¡detente por Dios!
Gritabale al viejo.
No me dejes solo entre tantas tumbas
con muerto que bailan
y que toman vino
con muy gran empeño.
¡detente viejito porque yo me muero!
Mas el viejo corría con celeridad
sin tocar el suelo rogando a la Virgen
lo hiciera insensible al llamar del muerto.
Yo no pude más, caime en el suelo
cerca de una tumba
cuya boca abierta
pedíame a gritos
que me echara dentro.
Llegaron las doce y,
en ese momento,
muchas luces blancas
salían de las tumbas
cantando y riendo.
Bailando al compás
de un alegre ritmo
que venía del cielo.
Me puse a llorar con triste lamento
porque estaba solo
en un cementerio tan lleno de vida
y con tantos muerto.
Gritaba yo tanto,
con terror tan fiero que oyome un difunto
y dio aviso al resto.
Rápidos como el rayo
con cara de espanto,
llorando y gimiendo,
se fueron gritando
que eran atacados
por un vivo muerto en su cementerio.
Quedeme atontado,
después de ver esto,
pensando en silencio
en la paradoja de ese cementerio

¿son los muertos vivos…?
o,… ¿es que los vivos son muertos?


POEMA DE LA NOSTALGIA REVOLUCIONARIA

(ojo nada que ver con lo de hoy esto pertenece y es propiedad de la adolescencia)

(1970)

Cuando la poesía era aire
no atravesaba el sentimiento.
Apenas llegaba a tocar el corazón
de algún loco enamorado de La Luna.

Ahora la poesía es acero.
Hierro forjado por el sudor del obrero.
Pan que consume diariamente el Pueblo.
Martillo, pico y pala.
Fusil que no escupe palabras sino fuego.

La poesía penetra ahora en el alma
porque está descubierta.

¡Se acabó el ocultismo!

El verso ha deja do de ser cosa
de magos y alquimistas.
Cristaliza ahora en las manos callosas
de mi gente.

¡Viva la poesía transparente!
La poesía de cristal nítido
y verso claro.

La poesía está ahí.
En los ojos de esos niños barrigones
que lloran de hambre
y de frío.

Se acabó la poesía
de luna y de sol.
La de reyes y de nobles.
Hoy la poesía se hace en la tierra.
En las fábricas
y en los campos.

La poesía germina ahora
porque se riega con sangre
todos los días.
Antes las lágrimas eran pocas
y no nacían del corazón.

Ayer era cosa de teatro.
De estudio premeditado,
de reglas y normas matemáticas,
variaciones y combinaciones
de palabras muertas.
Canto a dioses egoístas.
Idolatría a la palabra.

Ahora la poesía es vida,
verde y roja.
Lluvia espontánea
que moja todos los campos.
Palabra viva.
Vientre de madre en papel
y garganta.

Esta es la poesía que quiere el Pueblo:
niña desnuda,
no reina engalanada.

Poesía del alma.

Poesía anterior a la creación de la palabra.

¡Viva la poesía de lucha!
¡La poesía revolucionaria!
La poesía de ojos abiertos
y pecho hinchado.

La poesía a pulmón lleno.
y corazón desgarrado.

¡Viva la poesía de sangre roja!
¡Corazón de Pueblo!

¡Muera la poesía empalagosa
de sangre azul!
La poesía escrita en papel de seda
e idiomas extraños.

¡Viva la poesía que sufre,
que canta
y que ríe con el Pueblo!
¡Viva la poesía viva!
La poesía de todos.
¡La poesía POESÍA!







Desesperanza Revolucionaria (1971)


Escucha,
díselo, así, a ellos.

Diles
que no soy revolucionario,
que antes que un fusil prefiero un verso.

Díselo.

Diles a ellos

Que temo.
Que no quiero morir con el corazón atravesado por las ideas. Que me asusta,
que me aterra perder el temor a la vida.

Si.

Diles de mi parte
que no los odio.
Que no puedo amarlos.
Que el alma vieja de un hombre joven se desespera,
que en su mundo no hay lugar para las risas,
que de su corazón ya no nacen las lágrimas.

Diles,

que no,
que no quiero luchar, que es inútil,
que es mentira la paz,
que es saliva inútil que resbala sin prisa de la boca de algún romántico.

Diles,
si,
diles a ellos
que las flores se han secado,
que no hay lágrimas suficientes el mundo para hacer
que la hierba crezca de nuevo.

Si.

Díselo así.

Diles

que el mundo es así.
Que es inútil,
que es mentira,
que dios está enfermo, que se muere,
que el sol es negro,
que ya no alumbra,
que los niños se mueren de hambre, de frío.
Que es así,
que no hay cambio,
que no existe alternativa.
Que los hombres lloran,
que el mundo no es nuestro,
que no hay otra vida,
que no hay otro infierno.

Díselo a ellos.

Que de las nubes llueven versos negros.
Que las armas son inútiles,
que su lucha es vana,
que es ilusión de futuro
que se pierde en el recuerdo.

Diles

que están locos.
que morirán.
Que ya dios ha muerto.
Que no luchen más,
que todo es mentira,
que mi sed la aplaco con la misma agua
que beben los cerdos.
Que no me llamen.
que no me molesten,
que mi hambre la sacio con las mismas promesas
que venden al pueblo.

Díselo a ellos,

diles

que no.
Que no quiero luchar,
que me encuentro débil,
que me siento muerto.

Díselo tú a ellos.

Que no.
Que no soy revolucionario,
que ya está atrapada mi alma entre las ruinas de este mundo nuevo.

¡Sí!

¡diles que temo!

Que me asusta perder el dolor de la vida.
Que antes que un fusil, yo prefiero un verso
que nadie lo lea
que nadie lo escuche y sepa que he muerto.

Diles

que no.
Que no me perdonen el
que haya dejado de ser humano para ser un sueño más entre las lápidas oscuras de este cementerio.

¡Si!

Díselo así a ellos,
que no los odio,
que no puedo amarlos
que ya las estrellas se fueron del cielo.
que todo es en vano,
que no hay ya hombres buenos,
que todos ya comen en el mismo plato en
que comen los cerdos y
que de las nubes continúan lloviendo versos aún más negros.

¡Si.!

Diles eso.

¡Que no!
Que no soy revolucionario.
¡Que no me perdonen!

¡Díselo, así, a ellos!

Diles

que antes de
que sus fusiles puedan disparar el primer grito de libertad ya este mundo estará muerto.

Díselo así.
¡Cuéntales todo a ellos!



IDILIO

(1974)

Aquí estoy
otra vez, en la noche.

,Solo.

Siempre solo
y siempre en la noche.

¡Como duelen los amores que se han ido!
¡Como duelen los amores que se quedan!
¡Como duelen los quereres no queridos!
¡Como sufren los que quieren que los quieran!

Siempre en la noche.

Siempre
cuando más solo te encuentras,
se presentan los fantasmas de la mente
a traernos viejas penas.
Y a ofrecernos el dolor
de un nuevo amor que se aleja.

¡Qué miedo me da la noche!
¡Qué triste es verla allá afuera!

La soledad y la noche
se están besando a mi puerta.

¡Como duele el amor que no te ama!
¡Como sufres si no quiere que lo quieras!
Y rechaza con un gesto
tu dulce actitud de entrega.

Aún la espero.

¡Como la espero!

¡Que larga y triste es la espera!

Como espero ansiosamente
que ella quiera que la quiera.

La soledad y la noche
me están esperando afuera.

***************

(1976)

*

Inútilmente, vagabundo de los tiempos, inútilmente corres, siempre te alcanza el sufrimiento.

*
¿Qué no se puede vivir en este mundo? ¿Y quién dijo que se vive?

*

¿Que los días pasan? No, las noches pasan.
*

¿Que hay un corazón rodando por el suelo? ¡A que me lo decís! agachaos a recogerlo, bien pudiera ser el vuestro.

*
¿Que tu corazón se ha ido en pos de una estrella? ¿Por que ir tan lejos?
*
¿Qué ya no hay poetas que le cante a la Luna? No importa, trabaja con luz prestada.
*
Hay niños gritando a lo lejos. Otros ya no gritan.
*
Solo los perros consideran a los árboles.
*
Mi mañana y pasó. Me quede sin futuro.
*
Los amigos no se encuentran en la calle. Se buscan en el corazón.
*
Si el corazón se te escapa… ¡déjalo! El corazón tiene que estar fuera del pecho.
*
¿Por qué te extrañas de que haya hombres que caminan sin cabeza? ¿No los hay que viven sin corazón?
*
Mi corazón se me ha ido. ¿Lo has visto? ¡No!
Pero si tiene que estar en tu pecho.
*
Las nubes no saben que son agua.
*
El amor es lluvia suave, no torrencial aguacero.
*
Caen las hojas de los árboles. Se volvieron viejas.
*
El día debe ser muy malo. Las flores lloran por la mañana.
*
Valiente es el que vive con el corazón en la mano. 

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