sábado, enero 07, 2012

El Espejo

El Espejo
EL ESPEJO


Yo el que soy.

Hoy,
ayer venido a menos.

Núcleo olvidado del ahora.

Corazón cerrado,
oculto.

Secuestrado
por la dura corteza del presente
por los no quieres,
no tengo,
no eres.

No muestras lo que soy.

Solo muestras.

Falsa imagen.
Vanidad.

Apariencia para otros ojos.
Duros, fríos, indiferentes.

Aduladores y envidiosos otras veces.

Dudas en ser el que eres.
No quieres.

El que he sido.

Pocos quieren serlo.

Otros no pueden.
no saben
el mundo de las gentes,
despiadado,
terrible,
hipócrita,
lo impide.

Y no es tu mundo.

No es la vida.

No hay otra que la que tengo.

Porque eres la vida.

soy todas las vidas.

Y todas las vives.

Y no lo sé.

Y solo en ella sufres todas las muertes.
Y no lo entiendo.

tu vida es mi pasado.
tu tiempo ido.

El presente es solo un instante del pasado.

Y lo acoso.
Lo humillas.

Me trajeo con ilusiones de lo que no eres.

Me oculto pretendiendo ser el anillo en mi dedo.

Quisieras ser lo que poseo.

Mas, el ser no transmuta jamás en el tener.

Quieres parecerte al mundo.
Ese que los otros han creado.

Desesperado,
uso sus ropajes,
sus pinturas,
sus modos
y modas.

te desvaneces,
Me diluyo en la multitud.

Al cabo te pareces demasiado.

He triunfado.

Sonríes.
solo hay una triste mueca en mis labios.

eres el mundo,
no la vida.

Eres quien eres.

Para eso existe la desnudez que el espejo denuncia.

Él la declara.
La evidencia.
La magnifica.

Entonces, le temo al espejo.
Lo odias. Lo maldigo.

Sabes que ya no puedes ocultarte.
El me mira.
son tus ojos.

Son el espejo.




El pasado me asalta a veces.
Tú,
el que fuiste.

Un dulce,
frío,
nostálgico baño de ternura.

¿Por qué frío?
¿Por qué no,
tibio
o cálido?

Nada tenía,
sino vida.

Tiempo.

Hoy sé que tenía tiempo.

Vida.

Y eras.

Era mi tiempo,
eras mi vida.

Extraña sensación de lo perdido.

Un gran eco lo llena todo.
me hiela.
Te seca.
Resuena y palidezco.

Es el momento en que descubres que
el espejo me mira.

Te delata.

Ya no eres el de ahora,
sino el de antes.
Me sorprendo.

Jamás me detuve a pensar
que esos penetrantes ojos
que me observan son el espejo.

Saben quien soy.

Te asombras.
Entristezco.
Lloras.
He tomado otro camino.
ahora te ves frente a frente.
No pude alejarme de mí mismo.
Te miras como una carga o una cruz
que debes llevar a donde vayas.

Entonces me doy cuenta
que siempre seré aquel lejano,
olvidado,
perdido dentro de ti.

Pero nunca podré ser como era.

El tiempo se llevó mi vida.
Es la vida.


No construye futuros.
Poco a poco ,
o de improviso,
va fabricando pasados.

Quieres mentirte.
Necesito engañarme.
mas siempre frente a ti: EL ESPEJO.
No para ver lo que viene,
sino lo que vas dejando.

El espejo es como el tiempo,
va reflejando el pasado.

Lo que no vuelve.
Lo que nunca dejas que llegue.

Escondido en algún
lugar de la inconsciencia.
Recóndito.

El ayer.

Rebajado.
Humillado.
El hoy sin mañana.

Temo enfrentarme al espejo.
Te hurga el alma con su mirada metálica.


Soy otro que creo que ser.
Sé que no lo eres.

Tengo miedo de ser lo que no soy.

Y gritas.
El espejo escarba detrás de los ojos.
Me hiere.

Puedo llegar a verme tal como soy.
Siempre mira detrás de la máscara.

Huyes.
Causan terror
Las preguntas del espejo.


Dentro de esta costra de haberes en que quieres convertirte,
sé que solo soy lo que fui.

Puedes disfrazarte.
Ponerme mil caretas.

Pero el espejo te reta.
Me amenaza.

Puede chantajearte,
mas no puedo sobornar al espejo.

No duermes,
me desvelan sus reflejos.

Te Vigila.
Me Observa sin descanso.

Impasible.

Son tus ojos.
Mis ojos.

Llegas a detestar a tus ojos.

Jamás podré ser otro mientras existan los espejos.

Siempre miran hacia dentro.


Es cruel.

Frío y malvado.


Hacia atrás.

Hacia ti.

Puedes querer engañar al espejo.
El espejo nunca me miente.

Termina la vida.
Se acaba el tiempo.

Llega el día en que la oscuridad se aprieta contra mí.
Húmeda.
Olorosa a tierra mojada.
Ya no hay pasado.
Has vencido al espejo.

A todos los espejos.

Solo el negro vacío vence al espejo.
ya no le temo al profundo ojo plateado.
Pero estás condenado a las tinieblas.

O,
quizá,
me decido a enfrentarme a él
y buscar la luz.

En algún lugar solitario
o en el medio de la multitud.

Y me rio del mundo,
y de mí mismo,
caminando completamente desnudo.
frente al espejo.

Me reconozco.

Soy libre.

Entiendo a dios,
“Soy el que soy.” – dijo.

Y no necesitó un espejo.

Por eso es Dios,

¡no le teme a el espejo!

Entonces seré el centro del mundo,
el núcleo de la tierra.

Serás

¿Seré?

Tal vez no te tema a la muerte
sino a la inconsciencia.
A tener que renunciar a este don divino
de poderme pensar
y saber que he creado el universo.

Y no le estoy mintiendo al espejo.



José Sequeiros                                          Puerto Ordaz, 1.996

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